miércoles, 30 de mayo de 2012

Aristófanes. La asamblea de mujeres.

He aquí una reseña de Aristófanes basada en el texto: La asamblea de mujeres. Realizada por Fernando Álvarez.


La asamblea de mujeres de Aristófanes. Hay cosas que llegan para quedarse. Eso sin duda. Un ejemplo es la comedia. La comedia nació en Grecia. Se cree que el origen etimológico de la palabra es el vocablo koomos que designaba el regocijo, el jolgorio, el relajo que se llevaba acabo en el pueblo llano. La comedia tiene un origen terrenal y sencillo, un nacimiento de pueblo, algo distinto a su prima, -si se me permite la expresión-, la tragedia, que posee una cuna divina. Hablar de comedia griega significa necesariamente hablar de Aristófanes y su prolífica obra, en este breve texto nos centraremos en una de sus comedias, pero no dejaremos de echarle un vistazo al conjunto general de su creación. Más adelante al tratar varios aspectos importantes de la obra de Aristófanes veremos con más detalle por qué hay cosas que llegan para quedarse. Eran años de convulsión política los que se vivían en Atenas, cuando apareció en el teatro la figura de Aristófanes burlándose del sesudo y pensante pueblo griego, tratando de arrancarle una sonrisa de los labios. Se cree que el autor nació alrededor del año 450 antes de nuestra era, en Atenas, sin embargo se conoce que pasó algún tiempo en Egina por lo que se le tildaba de extranjero en la polis ateniense. Nuestro autor vivió en los años en que se desarrollaba la Guerra del Peloponeso, le tocó vivir y experimentar la hegemonía ateniense en toda Grecia, más tarde su derrota a manos de los espartanos y finalmente también su renacimiento posterior a la guerra. Aristófanes fue un autor de una prolijidad extraordinaria, se cree que escribió alrededor de 100 comedias, muchas de las cuales fueron bastante exitosas, no obstante, hemos conservado tan sólo once comedias entre las que se encuentran y destacan: Las nubes que es una sátira contra los nuevos filósofos; Los caballeros donde se burla de los gobernantes atenienses; Las aves, una fantasía que busca ser la escapatoria de la Atenas jalonada por la guerra; y La asamblea de mujeres, obra que a continuación consideraremos con mayor detenimiento. Un aspecto de la vida de Aristófanes que no podemos pasar por alto si buscamos comprender su obra es su conservadurismo. La visión política, religiosa, social y también artística de Aristófanes era marcadamente conservadora. Por eso en su obra se observa esa burla y ese disgusto, a veces disfrazado y a veces abierto, contra todo aquello que traiga consigo un cambio de corte que podríamos llamar liberal. Aristófanes no simpatizaba con la nueva filosofía de Sócrates, ni con la nueva forma de tragedia que estaba desarrollando Eurípides, y esta animadversión se veía constantemente reflejada en su obra. La obra en la cual nos centraremos en este texto es La asamblea de mujeres. Se tienen datos de que esta comedia fue representada en el año 392 a. C. En esta obra Aristófanes se burla de los excesos de la democracia. La comedia tiene por protagonista a Praxágora quien organiza a varias mujeres atenienses para que tomen el lugar de sus maridos en la asamblea, disfrazándose y haciéndose pasar por hombres, y propongan y voten que el gobierno de la polis sea llevado por las manos expertas de las mujeres. Esta proposición surge fundamentada en que un gobierno dirigido por las mujeres es lo único que no se ha intentado en Atenas, además de que se recuerda a los presentes en la asamblea la capacidad extraordinaria de las féminas para administrar los bienes del hogar y tener contentos a los hombres de la familia y también a alguno que otro extraño. Estos argumentos terminan convenciendo a los pocos hombres que había en la asamblea, de modo que el gobierno femenino es instaurado. Esta forma de gobierno termina por ser una especie de proto-comunismo donde el estado provee de todo lo necesario al ciudadano, comida, ropa, e incluso sexo, pero con algunas curiosas prerrogativas. Algunos hombres no están de acuerdo en lo que se refiere a convertir sus pertenencias en bien común pero sí están muy dispuestos a disfrutar de las ventajas de tan maternal gobierno. La obra concluye con un hecho chusco derivado de la nueva regulación del sexo, que en pocas palabras se puede resumir en que los feos y feas y los viejos y viejas tienen derecho a ser los primeros en satisfacer sus necesidades sexuales con los jóvenes y hermosos, lo cual causa algunas discusiones y disputas donde los jóvenes no terminan por ser tan felices. En esta obra se burla Aristófanes de la democracia ateniense llevada hasta el extremo impensable, en aquel tiempo, de un gobierno de mujeres. El autor nos deja ver una sociedad donde cualquier cosa es posible, debido al descontrol político y social que ha dejado la derrota en la Guerra del Peloponeso. Así mismo, podemos observar otros aspectos sociales y culturales que yacen en el fondo de la obra, como el papel desempeñado por las mujeres dentro de la sociedad, que era muy parecido al del mobiliario de la casa pero un poco más útil, y los problemas sexistas, que son tan viejos como la humanidad misma, aunque ahora nos parezcan tan modernos y exclusivos a nuestra época. El lenguaje usado por Aristófanes es un lenguaje coloquial debido a que busca retratar a los estratos bajos de la sociedad ateniense. Además la obra constituye una descripción precisa y minuciosa de la vida ordinaria de los atenienses “de a pie”. Nos habla Aristófanes de sus remedios caseros, nos regala un catálogo culinario y de costumbres que nos introducen a la vida de Atenas en aquellos años. Nos muestra el rostro verdadero de los griegos, el rostro del pueblo que no era sus dioses o sus hombres ilustres posando para la foto, o mejor dicho, para la estatua. En la comedia de Aristófanes encontramos elementos que tenemos en lo que llamamos comedia actualmente; el vocabulario coloquial del pueblo llano, la referencia continua a los hechos políticos y su crítica mordaz, así como el inagotable recurrir al sexo para arrancar del auditorio algunas carcajadas. Definitivamente, algunas cosas llegan para quedarse.


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