miércoles, 30 de mayo de 2012

No tengo un gramo de asno pero sí mil de dorado



La vida de Apuleyo es, a diferencia de la de muchos otros autores de la antigüedad, bastante conocida por los investigadores literarios. La fecha de su nacimiento, los acontecimientos que causaron gran impacto durante su trayecto, sus obras (algunas incorrectamente atribuidas a este escritor) y su actividad como orador han sido conservadas para la posteridad. A pesar de esto, es necesario mencionar que la mayoría de los datos que se tienen del africano han sido recabados gracias a la lectura de sus mayores obras. Estos escritos son considerados ricos en elementos autobiográficos y son populares por estar cargados de buen material humorístico y al mismo tiempo reflexivo: la Apología, las Floridas y el Asnus aureus.
            Podemos asegurar que el literato nació en Henchir Mdaurush, Argelia; en torno al año 125 d.C. Así, (al igual que en tiempos modernos) Apuleyo, siendo un provinciano culto, sintió que debía emprender un largo viaje para conocer grandes ciudades. Realizó sus estudios básicos en Cartago; pero luego, embriagado por el prestigio de Atenas, comenzó las clases de filosofía platónica para luego dirigirse a la gloriosa Roma en donde aprendió retórica y conoció al procónsul Escipión Orfito. Además de esto, el escritor se dedicó también a tomar clases de Poesía, Geometría, Música y Dialéctica; y a visitar distintos lugares en busca de charlas con filósofos, magos y astrólogos. Se dice que caminó por los senderos de Samos, Hierápolis, Frigia, entre otras poblaciones; incrementando su conocimiento en religiones mistéricas (afición que desencadenó importantes sucesos luego).
Incorporando todo su saber a la narrativa impía de sus obras, Apuleyo logró divulgar sus pensamientos y fábulas. Entre sus obras más conocidas y que además es la única novela Romana completa y escrita en griego se encuentra El asno de oro. En esta recopilación de cuentos y anécdotas aparece uno titulado Eros y Psique, relato en donde es contada precisamente la historia de Amor y Psique por una cocinera. El resto del libro, resumiéndolo superficialmente, narra la terrible desgracia del joven Lucio, (nombre que, según dicen muchos autores, pertenecía al mismo Apuleyo. No ha sido descartada la posibilidad de que sea cierto pero tampoco hay nada que lo justifique) quien, durante su viaje a Tesalia, se vuelve víctima de un hechizo que lo transforma en asno. El animal mantiene sus facultades humas a excepción de la capacidad del habla. El personaje vive distintas aventuras en varias ciudades y a manos de diversos amos. Condenado a esta apariencia, Lucio relata un número de cuentos graciosos, describiendo su sinfín de peripecias, hasta que Isis –diosa egipcia de la maternidad y el nacimiento- le devuelve su forma de hombre. La obra hace menciones a escenas eróticas tratadas con abundante jocosidad, que encantan al lector y provocan duraderas carcajadas: “-¡Oh querida Fótide!, ¡con qué salero y con qué gracia meneas la sartén y, al mismo tiempo, el trasero! ¡Qué manjar más delicioso el que estás preparando! ¡Feliz una y mil veces aquel a quien permitas meter el dedo en él!-. “
Por otra parte, de su creación filosófica se tienen textos poco extensos y que además carecen de explicaciones completamente personales. Una de ella es por ejemplo El demón de Sócrates, en donde “exhibe la idea de los seres mediadores entre los dioses y los hombres”. De sus líneas sobre retórica se tiene la única muestra de un discurso: Apología o Discurso sobre la magia en defensa propia, junto con unos fragmentos: la Flórida.
Algo más de lo que se habla es que Apuleyo escribía sus libros en las distintas ciudades donde se encontraba. Además de las ya mencionadas, es sabido que permaneció tres años en Oea, sometido a la presión de los enemigos de su matrimonio; los cuales lo acusaron de magia y hechicería y provocaron que volviera a Cartago. Aquí continuó siendo conferenciante, orador, escritor y filósofo; obteniendo mucho éxito profesional y el cargo como sacerdote encargado del culto imperial.
Finalmente, el escritor murió en una fecha ignorada pero que, a boca de diversos investigadores se encuentra alrededor del 180.
Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos.”




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